domingo, 20 de junio de 2010

RATAS EN ALCANTARILLAS RECTAS


Me siento a observar el mundo desde la ventanilla de un bondi (menuda manera de observar). Es que llega un momento en la vida, en que el tiempo (reducido, por la sociedad, a una parte infima de nuestra existencia) se lo ha devorado todo y lo unico que nos queda es extrapolar el pensamiento en esos pequeños momentos de respiro. Pero, eso no es lo que me trae a este teclado. Como decia, puedo ver la rigidez de la ciudad y el empeño de los gobernantes por incrementarla. Los edificios son catalogos de seres humanos: cajones donde estan guardadas pequeñas tribus o seres solitarios en sus ¨infiernos privados¨ (parafraseando a Los Violadores). Las calles son rutas apaticas, cuyos principios y finales ya conocemos. Por otra parte, es terrible lo que les esta sucediendo a las plazas, afortunadamente esa fiebre por el orden no llego a provincia, pero en capital es horrendo. Ya no son plazas, son proyectos de plaza: enrrejados, con uno que otro lago artificial y pastos de un verde despreciablemente puro. Le quitaron a la ciudad el unico escape que tenia de tanta cuadricula. ¿Donde estan esas plazas donde dormia quien queria, donde los chicos jugaban al futbol, donde los borrachines se tiraban a tomar algo mas? ¿Esas plazas donde la noche se veia mas interesante, luego de tanto aburrimiento de hormigon? Ya no hay esos pastos gastados con mas tierra que verde en donde la orden de no pisar el cesped quedaba reducido a un cartel. Este tipo de obras son la mejor expresion del culto a la superficialidad. Esa mania de querer hacer del ser humano un ser civilizado y predeterminado. Desde su nacimiento, jamas pudo vivir en un mundo repleto de concreto. Es inmundo, todo esta cada vez mas premeditado, mas asquerosamente organizado, para que sea propicia la antinatural comodidad de la vida cotidiana. Perdimos ese bello y dificil camino de la vida: lo borraron y en su lugar dibujaron una recta.
Pero, como en todo dibujo, la marca del lapiz queda. Sigue siendo no mas que un intento por tapar el hermoso caos que nos acompaña. Jamas seremos esos proyectos de androides que desean. Quiza algunos ya lo son: convertidos en seres enfermizos y obsesivos por el orden que solo piensan en cobrar y consumir, por el simple hecho de pertenecer a la sociedad de consumo. Sin embargo, como dije antes, todo es superficial. Siempre estaran esos peones salidos del tablero. Los pequeños perdedores que viven en su propio infierno y jamas se adaptaran a ese otro infierno colectivo.
Miraba por la ventana del bar de mi conciencia y veia un grupo de ratas que se comian entre si en los tuneles de las alcantarillas del exterior. Algunas cansadas de tanto comer a las demas, masticaban sus propias patas. Por culpa de mirar eso, casi caia, pero me alegre al ver que no era el unico murcielago que volaba.