Hay veces que una va sola a un recital, y puede pasar: por un lado, que disfrutes viendolo con tu sola compañia; y por otra parte, puede suceder que conozcas a gente maravillosa, con la que compartis una mas que grata experiencia.
Si te gusta el Punk, tenes que escucharla:
FURIA
http://www.elsonar.com.ar/furia/
Son de la zona oeste. Ahora no recuerdo bien que localidad.
Con ellos comparti el recital de Gatillazo y los Ratos de Porao, en el Malvinas Argentinas, en abril.
Me parecio bien difundirlos a traves de este medio. Desde aca, lo mejor por ser una gran banda y buena gente.
lunes, 25 de junio de 2012
viernes, 27 de abril de 2012
LA HEGEMONIA DEL SILENCIO
Ando por la ciudad, como todos los dias, en ese ir y venir enfermizo que es la vida en este ''sitio inmundo'' (parafraseando el subtitulo de esa genial revista que fue Cerdos & Peces). Todo se ve tan apático, la gente no se cuestiona qué pasa. Con la hegemonía de la reina Cristina, o con los verdugos de la oposición, en un pais donde todo es o blanco o negro, y la sociedad te obliga a elegir uno u otro. Una institución u otra. Ya no existe el eterno cuestionamiento. Todo eso me hace pensar que quiza ya nos tenemos que dar por vencidos y dar la batalla por perdida. Toda la lucha contra el sistema y su nocivo entramado ha sido en vano. Ya las mentes estan adormecidas. Por esa razon hace mucho tiempo que no me siento a elucubrar unas lineas. Ana Quiar se habia ido a dormir. Se habia ido a militar en un anarquismo solitario pogueando en recitales punk que llenaban el vacio que la habitaba. Gritando una y otra vez que el fin de toda la mierda de cada día llegará, pero solo eran sueños de dos horas.
Pero, es dificil contener esa atracción irrefrenable que genera el cosmos con sus laberintos, mas alla de todo ese camino asfaltado que nos presentan bifurcado en dos direcciones. Es preferible andar por el camino de tierra y perderse en el laberinto. Por eso, querido cibernauta que sigues leyendo esto (si es que no te fuiste antes por tus responsabilidades con el mundo): siempre, pero siempre, cuando todo ande bien, preguntate qué es lo que sucede. El mundo es un caos y por mas que nos encierre con sus palabras convincentes de que todo funciona, tendras que tener en cuenta que todo lo que nos dicen es mentira. La verdad es mentira, llevá siempre este axioma al frente y enfrenta al mundo con él. No importa qué sea lo que cuestiones pero cuestionalo, por mas absurdo que sea. Siempre hay un perjudicado por el sistema que te lo recuerda: sea alguien que va por la calle, un droogo que te convida (o vos convidas) en un bar, un familiar desdichado o enfermo. Si tenes corazón (no quiero entrar en cursilerias, pero es lo unico que se me ocurre decir), te va a golpear desde las tripas y te va a mover a hacer algo, no importa qué, pero algo.
Ese ir y venir enfermizo del que hablaba al principio es el espejo de que nos han amaestrado. No lo demuestren. Porque eso es lo que quiere el mundo: que no digamos nada y sigamos en fila como las hormigas, que siguen a pesar de que una sea aplastada. Todo sea por el hormiguero y la reina. Ese es su vasto universo, tan bien milimetrado. Pero, con el Hortal todo se acaba, y esos pequeños - grandes imperios caen como todo imperio. Correte de la fila. No existen dos caminos como nos dicen: no hay buenos y malos. Eso es para los cuentos de hadas y los comics. Siempre hay millones de caminos mas, y decir millones es poco. El silencio es nocivo.
Imagen: Laughing on the outside de Winston Smith (responsable del arte de tapa de los Dead Kennedys)
Pero, es dificil contener esa atracción irrefrenable que genera el cosmos con sus laberintos, mas alla de todo ese camino asfaltado que nos presentan bifurcado en dos direcciones. Es preferible andar por el camino de tierra y perderse en el laberinto. Por eso, querido cibernauta que sigues leyendo esto (si es que no te fuiste antes por tus responsabilidades con el mundo): siempre, pero siempre, cuando todo ande bien, preguntate qué es lo que sucede. El mundo es un caos y por mas que nos encierre con sus palabras convincentes de que todo funciona, tendras que tener en cuenta que todo lo que nos dicen es mentira. La verdad es mentira, llevá siempre este axioma al frente y enfrenta al mundo con él. No importa qué sea lo que cuestiones pero cuestionalo, por mas absurdo que sea. Siempre hay un perjudicado por el sistema que te lo recuerda: sea alguien que va por la calle, un droogo que te convida (o vos convidas) en un bar, un familiar desdichado o enfermo. Si tenes corazón (no quiero entrar en cursilerias, pero es lo unico que se me ocurre decir), te va a golpear desde las tripas y te va a mover a hacer algo, no importa qué, pero algo.
Ese ir y venir enfermizo del que hablaba al principio es el espejo de que nos han amaestrado. No lo demuestren. Porque eso es lo que quiere el mundo: que no digamos nada y sigamos en fila como las hormigas, que siguen a pesar de que una sea aplastada. Todo sea por el hormiguero y la reina. Ese es su vasto universo, tan bien milimetrado. Pero, con el Hortal todo se acaba, y esos pequeños - grandes imperios caen como todo imperio. Correte de la fila. No existen dos caminos como nos dicen: no hay buenos y malos. Eso es para los cuentos de hadas y los comics. Siempre hay millones de caminos mas, y decir millones es poco. El silencio es nocivo.
Imagen: Laughing on the outside de Winston Smith (responsable del arte de tapa de los Dead Kennedys)
sábado, 5 de noviembre de 2011
lunes, 14 de marzo de 2011
Y ASI ESTAMOS
Los humanos tan omnipotentes, con nuestros huevos de acero, hicimos megametropolis. Escupimos los gargajos tan alto que cuando volvió a caernos en la cara no nos dimos cuenta. Ay! Japón... Y si, la naturaleza tan preciosa y caotica volvió a recordarnos que jamas podrá ser comandada. Se rie, viendo como los idiotas del mundo nuevo diagraman calles e intentan manipular protones, neutrones o iones (que sé yo de ciencia!) en plantas nucleares, que no son mas que una manera de autodestruccion. Hechas para seguir haciendo bombas atomicas. Mientras yo divago con esta sarta de pelotudeces y vos te colgas a leer estas tipografias inutiles, estan contando tus dias, y un millon de vidas mas mueren en el tiempo que tarda en salir un sorete de tu esfinter. La Tierra ya sabe qué hacer, nos esta avisando. Se debe limpiar, y no lo digo parandome en un pedestal señalando a los culpables como hacen los cobardes y los impuros, yo tambien soy una maldita culpable. Emito nubes de dioxido de carbono, capto radioondas y me cago en el que tengo al lado. Asi que, Tierra, aqui estoy soy hija de esta sociedad del terror; con miedo a perder el trabajo, a perder mis pertenencias. Soy incapaz de vivir fuera de estas paredes de cemento, no puedo vivir sin Internet! Me la paso tomando antidepresivos hechos a base de petroleo (no es joda, miren la composicion: cualquier psicofarmaco tiene benceno) y fumo cigarrillos sin pensar en los trabajadores que explotan, ni en los campos que usan para plantar tabaco. Solo porque mi stress de vida moderna me lo permite. Todos los putos dias de mi vida me sente frente al televisor para observar como destruyen el animo de las bestias sedadas que se encuentran en el fondo del alma. Me la pase puteando toda autoridad, pensando que solo por hablar hacia la revolucion bajo ese techo y sobre ese sillon.
Como veras, Tierra, no tengo futuro, busco la autodestruccion y el infierno que me contaron sigue sin aparecer.
SI HAY FUTURO - LA POLLA RECORDS
Un mundo entero se quema a si mismo
al hacer pomadas pa' sus quemaduras.
Un arbol que arde, de él sale papel
para que se escriba: ''el arbol ardió''.
Los hombres trabajan pa' poder vivir
en fábricas de armas que los matarán.
Ciudades del futuro, tumbas de los vivos.
Vivos del futuro, muertos en ciudades.
Si hay futuro, si hay futuro, si hay futuro...
Lararararara, larararara...
Politicos locos guian a las masas
que les dan sus ojos pa' no ver qué pasa.
Aún con tu ceguera, verás a los listos
contar su dinero; listos, ¡pero muertos!
Si hay futuro, si hay futuro, si hay futuro...
Lararararara, larararara...
jueves, 9 de septiembre de 2010
OBSERVACIONES DESDE PLUTON
Va corriendo con el culo abierto en la mano, mendigando una porcion de vida. Un reptil que solo repta, sin escamas, ni colmillos. Lleva encima cruces de preceptos. Una idea de si mismo, que existia antes que el. Una idea del mundo que no existe. Preguntas condicionales, sin respuestas. ¿querria? ¿podria? ¿deberia? La carne se arrastra sin huesos, sin musculo. Un quiste sebaceo que no se extirpa. Camina y grita, pero el grito no se oye. Desgasta su aliento; la garganta se raspa, no queda aire. Pero, no tiene cuerdas que suenen.
Abrimos el cierre del disfraz y las entrañas podridas apenas se ven. El pulmon negro de hollin y alquitran, se deshace. Hay algo parecido a una pasa de uva, amorfo, que suponemos es el corazon. Pero, hay una forma notable, que tapa todo lo demas. Un gran nudo, pensamos que es el estomago. Un pedazo de carne desgarrada, con una gelatina pegajosa e hilos de sangre, dificil de desunir. Por lo visto, debe de producir un dolor agudo. Pero, sin que lo hayamos notado antes, nos observa con una quietud sorprendente. No presenta reaccion alguna, se nota que se hizo inmune al dolor. Es como si formara parte de un adiestramiento. Sigue creyendo en la idea, a pesar de desarmarlo. Sigue corriendo y choca contra una fuerza invisible, pero no lo percibe. Sigue golpeandose y queda hecho pedazos. La idea persiste pero no existe. Por eso, al notar la tremenda incertidumbre, quiere devorar a sus pares, aunque hagan lo mismo que el.
Sorpresivamente, abre los ojos, cuando descubre que se estuvo mirando al espejo.
Abrimos el cierre del disfraz y las entrañas podridas apenas se ven. El pulmon negro de hollin y alquitran, se deshace. Hay algo parecido a una pasa de uva, amorfo, que suponemos es el corazon. Pero, hay una forma notable, que tapa todo lo demas. Un gran nudo, pensamos que es el estomago. Un pedazo de carne desgarrada, con una gelatina pegajosa e hilos de sangre, dificil de desunir. Por lo visto, debe de producir un dolor agudo. Pero, sin que lo hayamos notado antes, nos observa con una quietud sorprendente. No presenta reaccion alguna, se nota que se hizo inmune al dolor. Es como si formara parte de un adiestramiento. Sigue creyendo en la idea, a pesar de desarmarlo. Sigue corriendo y choca contra una fuerza invisible, pero no lo percibe. Sigue golpeandose y queda hecho pedazos. La idea persiste pero no existe. Por eso, al notar la tremenda incertidumbre, quiere devorar a sus pares, aunque hagan lo mismo que el.
Sorpresivamente, abre los ojos, cuando descubre que se estuvo mirando al espejo.
jueves, 22 de julio de 2010
BOTELLAS QUE QUIEBRAN LA QUIETUD
Un ejercicio que nos mandaron hacer en el primer taller de narrativa que curso. Salio algo que se presta a ser publicado:
Esa noche, la luna nos hizo un guiño para que brillemos. Seríamos la fuerza de los desposeídos y el grito de los acallados. Dirán que lo nuestro es absurdo pero fuimos una basura en el ojo de la desidia, con sabor a venganza de ideología vencida. Todo fue programado en el bar, cuando miles de vasos chocaron, las pupilas se dilataron y la bilis no hizo a tiempo de escapar. Vamos el Mono, el Fetro, el Checha y yo quebrandole las piernas al silencio. Unos piedrazos y unos palazos. Los vidrios de las vidrieras brillan al caer en la oscuridad. Unos ojos se estremecen de asombro y otros, llenos de miedo, fugan detras del craneo. Los tachos de la ciudad van cayendo ante patadas de odio. Los cuatro somos programadores del universo. El tiempo es eterno. Por un segundo, miro alrededor: el Mono rompía la nariz del consumismo y le robaba un poco de su veneno, el Fetro era una bala que destrozaba todo a su paso, y el Checha sacaba a relucir su piromanía ante cualquier elemento combustible. Unas miradas complices bastan para decidir que ya es la hora del gran remate. Los cuatro jinetes del apocalipsis corremos por una avenida de Mayo temblorosa junto a los gritos de las alarmas. Los palos van quebrando espejos retrovisores a su paso (todos ellos tambien tienen la culpa). La torre de la plaza nos levanta el pulgar, y el rosa se vuelve negro, cuando unas lenguas luminosas, que sacaron nuestras botellas, lo abrazan. Ya estamos satisfechos. Pero, algo no cuadra. Nos volteamos y vemos muchas mas piedras volando. Los caidos nos unimos; no estamos solos. Mas de cien miradas llenas de euforia nos acompañan y tajan al conformismo. De repente, las sirenas de la moral suenan y las botas golpean el asfalto. Salimos corriendo como saetas. Pero, uno se planta firme enfrentando solo con su quietud. Yo lo veo y me paro junto a él, el Fetro me acompaña, tambien el Checha y el Mono. Y luego, todos los demas. Desde lejos, se ve un mar partido en dos.
-¡Ey! ¿Qué te pasa, boludo? Te estoy hablando- me dice el Checha.
Mi botella vacia se parte en el asfalto.
-Sí, disculpa-.
Esa noche, la luna nos hizo un guiño para que brillemos. Seríamos la fuerza de los desposeídos y el grito de los acallados. Dirán que lo nuestro es absurdo pero fuimos una basura en el ojo de la desidia, con sabor a venganza de ideología vencida. Todo fue programado en el bar, cuando miles de vasos chocaron, las pupilas se dilataron y la bilis no hizo a tiempo de escapar. Vamos el Mono, el Fetro, el Checha y yo quebrandole las piernas al silencio. Unos piedrazos y unos palazos. Los vidrios de las vidrieras brillan al caer en la oscuridad. Unos ojos se estremecen de asombro y otros, llenos de miedo, fugan detras del craneo. Los tachos de la ciudad van cayendo ante patadas de odio. Los cuatro somos programadores del universo. El tiempo es eterno. Por un segundo, miro alrededor: el Mono rompía la nariz del consumismo y le robaba un poco de su veneno, el Fetro era una bala que destrozaba todo a su paso, y el Checha sacaba a relucir su piromanía ante cualquier elemento combustible. Unas miradas complices bastan para decidir que ya es la hora del gran remate. Los cuatro jinetes del apocalipsis corremos por una avenida de Mayo temblorosa junto a los gritos de las alarmas. Los palos van quebrando espejos retrovisores a su paso (todos ellos tambien tienen la culpa). La torre de la plaza nos levanta el pulgar, y el rosa se vuelve negro, cuando unas lenguas luminosas, que sacaron nuestras botellas, lo abrazan. Ya estamos satisfechos. Pero, algo no cuadra. Nos volteamos y vemos muchas mas piedras volando. Los caidos nos unimos; no estamos solos. Mas de cien miradas llenas de euforia nos acompañan y tajan al conformismo. De repente, las sirenas de la moral suenan y las botas golpean el asfalto. Salimos corriendo como saetas. Pero, uno se planta firme enfrentando solo con su quietud. Yo lo veo y me paro junto a él, el Fetro me acompaña, tambien el Checha y el Mono. Y luego, todos los demas. Desde lejos, se ve un mar partido en dos.
-¡Ey! ¿Qué te pasa, boludo? Te estoy hablando- me dice el Checha.
Mi botella vacia se parte en el asfalto.
-Sí, disculpa-.
Imagen: pintura de Jackson Pollock
domingo, 20 de junio de 2010
RATAS EN ALCANTARILLAS RECTAS
Me siento a observar el mundo desde la ventanilla de un bondi (menuda manera de observar). Es que llega un momento en la vida, en que el tiempo (reducido, por la sociedad, a una parte infima de nuestra existencia) se lo ha devorado todo y lo unico que nos queda es extrapolar el pensamiento en esos pequeños momentos de respiro. Pero, eso no es lo que me trae a este teclado. Como decia, puedo ver la rigidez de la ciudad y el empeño de los gobernantes por incrementarla. Los edificios son catalogos de seres humanos: cajones donde estan guardadas pequeñas tribus o seres solitarios en sus ¨infiernos privados¨ (parafraseando a Los Violadores). Las calles son rutas apaticas, cuyos principios y finales ya conocemos. Por otra parte, es terrible lo que les esta sucediendo a las plazas, afortunadamente esa fiebre por el orden no llego a provincia, pero en capital es horrendo. Ya no son plazas, son proyectos de plaza: enrrejados, con uno que otro lago artificial y pastos de un verde despreciablemente puro. Le quitaron a la ciudad el unico escape que tenia de tanta cuadricula. ¿Donde estan esas plazas donde dormia quien queria, donde los chicos jugaban al futbol, donde los borrachines se tiraban a tomar algo mas? ¿Esas plazas donde la noche se veia mas interesante, luego de tanto aburrimiento de hormigon? Ya no hay esos pastos gastados con mas tierra que verde en donde la orden de no pisar el cesped quedaba reducido a un cartel. Este tipo de obras son la mejor expresion del culto a la superficialidad. Esa mania de querer hacer del ser humano un ser civilizado y predeterminado. Desde su nacimiento, jamas pudo vivir en un mundo repleto de concreto. Es inmundo, todo esta cada vez mas premeditado, mas asquerosamente organizado, para que sea propicia la antinatural comodidad de la vida cotidiana. Perdimos ese bello y dificil camino de la vida: lo borraron y en su lugar dibujaron una recta.
Pero, como en todo dibujo, la marca del lapiz queda. Sigue siendo no mas que un intento por tapar el hermoso caos que nos acompaña. Jamas seremos esos proyectos de androides que desean. Quiza algunos ya lo son: convertidos en seres enfermizos y obsesivos por el orden que solo piensan en cobrar y consumir, por el simple hecho de pertenecer a la sociedad de consumo. Sin embargo, como dije antes, todo es superficial. Siempre estaran esos peones salidos del tablero. Los pequeños perdedores que viven en su propio infierno y jamas se adaptaran a ese otro infierno colectivo.
Miraba por la ventana del bar de mi conciencia y veia un grupo de ratas que se comian entre si en los tuneles de las alcantarillas del exterior. Algunas cansadas de tanto comer a las demas, masticaban sus propias patas. Por culpa de mirar eso, casi caia, pero me alegre al ver que no era el unico murcielago que volaba.
jueves, 15 de abril de 2010
MINERIA CONTAMINANTE
Un video que, por alguna razon que todos obviamos, no se conoce.
Veanlo por favor, dura poco e informa lo necesario.
http://www.youtube.com/watch?v=MHuLPLWCGoc
Veanlo por favor, dura poco e informa lo necesario.
http://www.youtube.com/watch?v=MHuLPLWCGoc
domingo, 21 de marzo de 2010
ALGO SE ESTA GESTANDO
Mucha gente cree que con mano dura, resolveria todos los problemas de inseguridad. Pero, no se dan cuenta de que la violencia, a la cual quieren combatir viene justamente de esos instrumentos de control. Esta vez la violencia me toco de cerca: balearon un familiar mio en ambas piernas en una salidera bancaria, con la intencion de dejarlo paralitico. Esto significa que sabia donde tirar, no era un ¨ratero¨ cualquiera. De lo unico que se puede sospechar es de la yuta, ya que aparecieron sin que nadie los llame y ahora ponen todo tipo de trabas para retrasar la busqueda del culpable. Luego, me entero que hace poco en Lanus en la comisaria 2da aparece muerto, ahorcado con su propia remera, un amigo de un conocido que habia sido detenido por voluntad propia. Ademas, hace ya mas de un año, sabemos de un caso de desaparicion forzada en democracia. Caso que muy pocos conocen porque los grandes medios monopolicos se encargan de esconder: el de Luciano Arruga, un menor de 16 años, quien el 21 de septiembre de 2008 ya habia sido detenido en la dependencia policial de Lomas del Mirador acusado de robar, saliendo golpeado. Pero, el 31 de enero de 2009, por la noche, fue detenido a seis cuadras de este destacamento y hasta el dia de hoy sigue desaparecido. Se sabe que alguna vez, los policias lo habian presionado para que robe para ellos con amenazas de por medio y él se habia negado. Tambien, se conoce que hay testigos que estuvieron alli aquella noche y dicen haberlo visto agonizando por una golpiza.
Estos son algunos signos de que el germen represivo en Argentina sigue latente, y que se manejan con total impunidad. Y hoy en dia es aun peor ya que se resguardan tras la gente humilde que roba para comer, y en eso principalmente reside esa impunidad. Todos lo sabemos, pero nadie lo asume por miedo. Con estas muertes, siembran el terror, que es el mejor instrumento de poder. Asi, se aseguran el silencio.
Ahora nos estamos enterando de muchisimos casos de inseguridad, no porque ¨venga de las villas¨ como el medio pelo cree. Sino porque esta siendo perfectamente diagramado por los mismos instrumentos de control, tras los cuales se esconden grandes figuras de poder. Estos buscan desestabilizar el bienestar social, con mas y mas violencia, para hacerse ellos mismos los heroes y que la gente, como ha pasado ya en la historia, los aclame. Ya conocemos algunos grupos de tareas, que se encargan de reprimir con el ala de la mano dura, como en El Bolson, donde se encuentra el grupo B.O.R.A. (Brigada de Operaciones de Rescate y Antitumulto) y el de Macri en la Capital, que se encarga de golpear indigentes.
Empecemos a pensar y reconozcamos que nada es lo que parece. La inseguridad no es lo que parece, es algo que va mas alla. Es otro medio de control del poder. Atras de todo esto se esconde la ¨maldita policia¨.
Hace poco, tambien nos enteramos que un simple caso de accidente automovilistico como el de los Pomar, escondia un chanchuyo policial. Retrasaron la busqueda de esa inocente familia para resguardarse ellos, ya que habia sido ocasionado por un patrullero.
Este caso, principalmente, demuestra que en el medio de esta puja de poderes, esta la gente. Vos, él, ella, nosotros, tus amigos, todos. No busco sembrar el miedo, solo concientizar, estemos atentos.
Estos son algunos signos de que el germen represivo en Argentina sigue latente, y que se manejan con total impunidad. Y hoy en dia es aun peor ya que se resguardan tras la gente humilde que roba para comer, y en eso principalmente reside esa impunidad. Todos lo sabemos, pero nadie lo asume por miedo. Con estas muertes, siembran el terror, que es el mejor instrumento de poder. Asi, se aseguran el silencio.
Ahora nos estamos enterando de muchisimos casos de inseguridad, no porque ¨venga de las villas¨ como el medio pelo cree. Sino porque esta siendo perfectamente diagramado por los mismos instrumentos de control, tras los cuales se esconden grandes figuras de poder. Estos buscan desestabilizar el bienestar social, con mas y mas violencia, para hacerse ellos mismos los heroes y que la gente, como ha pasado ya en la historia, los aclame. Ya conocemos algunos grupos de tareas, que se encargan de reprimir con el ala de la mano dura, como en El Bolson, donde se encuentra el grupo B.O.R.A. (Brigada de Operaciones de Rescate y Antitumulto) y el de Macri en la Capital, que se encarga de golpear indigentes.
Empecemos a pensar y reconozcamos que nada es lo que parece. La inseguridad no es lo que parece, es algo que va mas alla. Es otro medio de control del poder. Atras de todo esto se esconde la ¨maldita policia¨.
Hace poco, tambien nos enteramos que un simple caso de accidente automovilistico como el de los Pomar, escondia un chanchuyo policial. Retrasaron la busqueda de esa inocente familia para resguardarse ellos, ya que habia sido ocasionado por un patrullero.
Este caso, principalmente, demuestra que en el medio de esta puja de poderes, esta la gente. Vos, él, ella, nosotros, tus amigos, todos. No busco sembrar el miedo, solo concientizar, estemos atentos.
domingo, 22 de noviembre de 2009
No tengo tiempo de nada, el maldito caos de la maquina suicida a la que pertenecemos los humanos me ha tragado y no puedo salir. Desde este desmadre manoteo el teclado y vuelvo alli. Mientras tanto deleitense con un texto excepcional:
¿CUANTO TE PAGAN POR IZAR LA BANDERA?
Somos el miedo de los gobiernos que mienten en nombre de la verdad. El miedo del poder militar, economico y juridico que impide la comunicacion humana de pueblo a pueblo.
Somos el miedo de la soberania de los piratas del mundo que mutilan el estado de animo e impiden las emociones reveladoras.
Somos el miedo del poder de los despotas que reside en mecanismos impersonales. El miedo de las estructuras burocraticas que desalientan las conductas exploratorias. El miedo de las grandes fortunas que se robaron de los derechos naturales. El miedo de los centros de poder que amenazan con la destruccion total. El de esos varones sensatos y practicos que desean dejar su huella en la historia y creen solamente en lo que pueden forzar y controlar.
Somos el miedo de quienes nos adiestran a ser corteses cuando alguna institucion nos pisotea. El miedo de quienes temen a los cambios pues su status depende de la rutina y del tiempo de otras personas. El miedo de las tecnologias caprichosas que nos obligan a valorarlas adoptando siempre sus supuestos basicos.
Somos el viejisimo miedo agazapado en todos los rincones del Imperio y estamos encantados ¡ENCANTADOS!
INDIO SOLARI
¿CUANTO TE PAGAN POR IZAR LA BANDERA?
Somos el miedo de los gobiernos que mienten en nombre de la verdad. El miedo del poder militar, economico y juridico que impide la comunicacion humana de pueblo a pueblo.
Somos el miedo de la soberania de los piratas del mundo que mutilan el estado de animo e impiden las emociones reveladoras.
Somos el miedo del poder de los despotas que reside en mecanismos impersonales. El miedo de las estructuras burocraticas que desalientan las conductas exploratorias. El miedo de las grandes fortunas que se robaron de los derechos naturales. El miedo de los centros de poder que amenazan con la destruccion total. El de esos varones sensatos y practicos que desean dejar su huella en la historia y creen solamente en lo que pueden forzar y controlar.
Somos el miedo de quienes nos adiestran a ser corteses cuando alguna institucion nos pisotea. El miedo de quienes temen a los cambios pues su status depende de la rutina y del tiempo de otras personas. El miedo de las tecnologias caprichosas que nos obligan a valorarlas adoptando siempre sus supuestos basicos.
Somos el viejisimo miedo agazapado en todos los rincones del Imperio y estamos encantados ¡ENCANTADOS!
INDIO SOLARI
lunes, 5 de octubre de 2009
FILOSOFIA?
Hay veces que a uno le explican las cosas a traves de la etimologia de las palabras, como si la lingüistica (que estupidamente tratan de explicar semiologos como Saussure) dilusidara los misterios de la realidad. Esta vez me ocupo de FILOSOFIA. Muchos ya deben saber que filo- del latin significa amor y -sofia, sabiduria. Es decir, amor a la sabiduria (asi como filantropo significa amor al hombre). Pero, me pregunto ¿la filosofia es posible teniendole amor a la sabiduria?; ¿como hubiera existido un tipo como Nietszche?; ¿no era que devastaba la sabiduria impuesta por Platon y, el quizas inexistente, Socrates?; estos ultimos, tambien, si no hubieran cuestionado la sabiduria preexistente a ellos, ¿hubieran sido lo que fueron?
Primero, ¿que es sabiduria? Redundantemente, vendria a ser lo construido por todos los que dicen ¨saber¨. Puede ser un profesor, un economista, un historiador, un astronomo, etc. o... un filosofo. Hablan de la vida creyendo que el haber leido bastante entre cuatro paredes les da la jerarquia necesaria para sentarse en un altar y aplastarte con el dedo de la ¨verdad¨.
Entonces, el ser humano cae en el error de que todo cuestionamiento ahi se termina. Seguimos viendo al mundo con los ojos prestados de otro ser humano que tuvo mas gracia para presentar su... vision. Asi nuestras preguntas mueren en el seno de un aula de escuela, o de facultad. Y el niño cuestionador, el superhombre del que tanto habla Nietszche, se va a dar un paseo en el vacio para nunca mas volver.
Ahora, si cuestionas algo que ya es un supuesto, te dicen delirante. Pueden llegar a encerrarte. Pero, la filosofia no se fue construyendo a traves del amor a la sabiduria, del pasado que nunca vimos; sino a traves del odio, o quizas, indiferencia a la sabiduria. Los grandes (tambien hay que tener idolos) no siguieron con lo que estaba, sino que lo modificaron.
Nunca debemos caer en el limite que imponen los demas, hay que patear ese tablero y romper con esas estructuras.
Tal vez, estuve tomando el termino sabiduria erroneamente. En realidad, es el amor a la sabiduria propia, la que dan las vivencias. Probemos crear nuestra propia realidad como lo hizo Burroughs, o Kerouac: ¨en el camino¨ (como su libro). En las enciclopedias, en los documentales, NO esta la verdad. Fuera de esa biblioteca. Si queres leer, hacelo al aire libre.
Personalmente, aprendi mucho mas escuchando musica que leyendo libros. Es mas, llegue a los libros por la musica.
Primero, llego una guitarra, luego una cerveza y un bar junto a la escuela, las conversaciones, los amigos, los que se fueron porque la vida no les dio ventaja y los que vinieron, la noche y recien los libros.
Es verdad, gracias a ellos muchos escribimos porque son nuestra catapulta a las letras. Pero, las letras son un instrumento. La esencia es la vida que ¨busca instruirte¨ como dijo Ricardo Iorio en Se vos.
Lo que sigue es un tema que se aproxima al sentido de la vida:
Imagen de arriba: El sueño de la razon produce monstruos de la famosa serie de aguafuertes de Goya.
martes, 11 de agosto de 2009
1 2 ULTRAVIOLENTO
¨El camión-tanque crujió y perdió tres gotas que resbalaron y formaron una sola. Luego, tras la explosión apagada pero pavorosa, se desmembró en varias sorpresas. Dos mil litros de material coreano se volcaron graciosamente sobre el paisaje. El público casi aplaude cuando la cabina del camión arrasó un salón de baile. La cabeza del conductor paso de mano en mano para que todos pudieran ver y discutir. Le quitaron el casco y una rosa mucilaginosa adquirió reputación. En contra de todas las reglas de los primeros auxilios, un gordo la tomó en sus manos y le abofeteó. Pero con dos mil litros de material coreano, a tan servicial señor se le durmió la lengua y perdió casi toda la materia. Curiosamente la piel fue lo último que se consumió. Los restos más reconocibles fueron un par de brazos cremosos que parecían decir: ¡creo que nos hemos metido en problemas!...¨
Fragmento de ¨El delito americano¨ - Indio Solari
publicado en Cerdos & Peces
Luego de cumplir con la maquinaria del caos, me siento y enciendo la tele. Los rayos catodicos, cual gusanos ascaris, penetran en mis pupilas consumiendo mi cerebro. El morbo es un placer.
No me alcanza con la violencia que veo en el ambiente: hoy vi una mujer golpeada por unos muchachos que querian su cartera, los canas ¨tan eficientes¨ los buscaron y golpearon despiadadamente; al cruzar la calle dos autos colisionan, se ve el cuerpo de un motoquero ya sin vida retorcido y ensangrentado. Esperando el bondi, se oye un golpe y un poste de luz se apaga, una columna de gas asciende rapidamente. La explosion es inminente, la gente se agolpa para escapar. Lo importante es que se salve quien pueda. Llega el camion de bomberos y quitan el cuerpo del conductor. La gente que corrio vuelve a acercarse, no para volver a esperar el bondi, sino para observar de cerca y mejor el accidente.
A pesar de todo esto, me siento frente a la television y veo los policiales: ¨una niña fue violada y asesinada, ampliaremos. Pero ahora daremos el modelo de cuchillo con el cual fue descuartizado el hombre asesinado el viernes pasado...¨ Pero, ¡Que interesante! Luego, voy a ver el informe sobre los chicos del paco.
A los seres humanos les encanta el morbo. Es lo que quieren hacer y no pueden por el contrato etico. A muchos les encataria matar a alguien, sentir el crujir de los huesos y la sangre correr. Los medicos son asi, especialmente los odontologos, a quienes les encanta el ruido del taladro en la muela que se deshace (como el dr. Forbes de la pelicula ¨La tiendita del horror¨). Tienen un titulo para hacer lo que quieren con los cuerpos ajenos, y eso les genera placer.
Por otro lado, estan los que no se animan a serlo y se dedican a mirar con mucha atencion los noticieros, quienes tambien hacen del sufrimiento ajeno un negocio. El amarillismo exacerbado en las cadenas de television mas importantes se ocupa de hacer de una investigacion forense, una nota de color. Podemos oir los comentarios poeticos de un relato del cual sabemos que la victima fue encontrada deshecha por la putrefaccion.
El odio contenido y escondido del ser humano hace que ver una escena de terror sea un placer. Estamos tan reprimidos que somos capaces de reaccionar de la peor manera. Los hechos estan: hay personas que no aguantan mas y terminan matando, para gusto de los cronistas. Una vida repleta de humillaciones y sufrimiento es la mejor receta para crear un asesino, ya que hara hincapie en las vivencias negativas y buscara la destruccion del otro. Los mas pasivos buscan el morbo mediatico que simplemente regocija a los ojos.
Como relato al principio, luego de un dia violento y de cumplir con los gritos del jefe, encerrado en un cubiculo con una computadora contando facturas. El cerebro, quemado ya, querra ver a todas esas personas que nos hacen sufrir en un grito de dolor. Pero, por la impotencia, nos deleitamos viendo escenas de muerte u oyendo relatos sadicos.
Al igual que todos, quien escribe disfruta viendo peliculas de terror. Realmente, es dificil no reirse con el humor negro.
Aqui va como cierre una de las primeras bandas punk españolas que tenia bastante humor negro:
Imagen de arriba: fotograma de La Naranja Mecanica dirigida por Stanley Kubrick
jueves, 16 de julio de 2009
Y NOS MATAN DE DIFERENTES MANERAS
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domingo, 12 de julio de 2009
EL FUTURO YA LLEGO
¨El futuro llego hace rato¨, asi decian Los Redondos en Todo un palo. Ya nos vemos como en un comic de Oesterheld, personajes aislados por pestes extrañas y avanzadas, interesados solo en salvar sus propias vidas, a todo o nada. Las relaciones humanas se desvanecen, todos son medicos: se comportan de manera distante, no solo fisica, tambien emocionalmente. Hablan en terminos inentendibles, y usan barbijos; nadie te saluda. Una imagen pseudo-apocaliptica, quizas acorde a textos de Ray Bradbury (solo falta que empiecen a quemar libros, algo no muy distinto de lo cotidiano)
Puede que esta gripe A sea, lo que en el 2012 (como dijo la 7ma profecia maya) cambie la manera de ser de la humanidad, para mejor o para peor. Igual, ya todos sabemos a que somos proclives. Se esta tomando como teoria que, quiza, este famoso virus sea extraterrestre. Una analogia de esto es la Teoria del Complot, la cual dice que la palabra es un virus de otro planeta, como experimento para que cada vez que los monos hablaran, los habitantes de ese lugar respiren. La presencia de este fue como un castigo para nuestra especie, ya que es la causante de tanta desigualdad: los analfabetos son aislados totalmente, olvidados, casi no existen en este maldito sistema. Lo unico que iguala a las personas es el arte: la musica, el dibujo. Pero, volviendo al virus en boga en la actualidad, se suma a la palabra como otro factor de desigualdad. No solo es este virus, tambien me refiero a enfermedades ya olvidadas mucho peores, que afectan a gran cantidad de gente con bajos recursos, como son el mal de Chagas, el Dengue o el mal de los rastrojos, los cuales a pesar de ser mas devastadores son los mas faciles de exterminar, ya que son transmitidos por un vector. El de Chagas, por la vinchuca; el Dengue por un mosquito; y el de los rastrojos por una rata. Pero, se dice que las epidemias muestran lo peor y lo mejor de las sociedades. En este momento, podemos ver que estamos atestados de egoistas, como siempre notamos en otras ocasiones. Un hecho utopico seria la solidaridad como pasa en el Eternauta, en donde, para combatir a los invasores, los humanos se unen, y llegan a lograr algo. Por lo menos, nosotros debemos juntarnos con nuestros compañeros mas cercanos.
La otra noche, el bar no fue el mismo: nos sacaron cual plaga a las 4 de la mañana. Pero, la psicosis masiva no nos gano. Nos fuimos a pesar del frio a una plaza con varias cervezas, y celebramos nuestra union. Aunque el mundo se este derrumbando, nosotros estaremos ahi, aguantando.
Imagen 1: Homenaje a la medicina - Rocambole
Imagen 2: 1er hoja del Eternauta - Francisco Solano Lopez (guion: Hector Oesterheld)
lunes, 15 de junio de 2009
EL DIVINO MARQUES
Esta vez, haciendo algo fuera de lo comun, por mi estremecimiento ante la obra Marat-Sade de Peter Weiss, le dedico este espacio al (adelantado en su epoca) divino Marques de Sade, libertino, autor de las llamadas novelas malditas en la monarquia previa a la Revolucion Francesa en la que los libros pornograficos o transgresores debian llevar un privilegio del rey (como un permiso) para ser publicados. De lo contrario, se los editaba clandestinamente y se los contrabandeaba.
En sus obras, se criticaba, por sobretodo, el absurdo poder de la Iglesia y el acatamiento de las leyes. De vision hedonista, decia que en la vida, el objetivo era la busqueda de la felicidad, satisfaciendo el placer propio. Fue acusado de machismo por sus relatos eroticos.
Al principio estuvo comprometido con la causa revolucionaria, a pesar de sus origenes aristocratas, pero se alejo al ver que todo seguia en la misma situacion de desigualdad y con pena de muerte cuya unica distincion del regimen monarquico era la guillotina que propiciaba una supuesta muerte rapida.
Siempre llevando el estandarte de ateismo y libertad, comenzo siendo idealista para terminar nihilista. He aqui un cuento que, quiza mejor, refleje su ideologia.
DIALOGO ENTRE UN SACERDOTE Y UN MORIBUNDO
El Sacerdote: Llegado el instante fatal en que el velo de la ilusión sólo se desgarra para dejar al hombre reducido al cuadro cruel de sus errores y sus vicios, ¿no te arrepientes, hijo mío, de los múltiples desórdenes a los que te condujo la humana debilidad y fragilidad?
El Moribundo: Sí, amigo mío, me arrepiento.
El Sacerdote: Pues bien, aprovecha estos remordimientos felices para obtener del cielo, en este corto intervalo, la absolución general de tus faltas, y piensa que es por la mediación del santísimo sacramento de la penitencia que te será posible obtenerla del Eterno.
El Moribundo: No nos comprendemos.
El Sacerdote: ¡Cómo!
El Moribundo: Te he dicho que me arrepentía.
El Sacerdote: Así lo oí.
El Moribundo: Sí, pero sin comprenderlo.
El Sacerdote: ¿Qué interpretación?...
El Moribundo: Ésta... Creado por la naturaleza con inclinaciones ardorosas, con pasiones fortísimas, únicamente colocado en este mundo para entregarme a ellas y para satisfacerlas, y estos efectos de mi creación no siendo más que necesidades relativas a las primeras vistas de la naturaleza, o, si lo prefieres, sólo derivaciones esenciales de sus proyectos sobre mí, todos en razón de sus leyes, sólo me arrepiento de no haber reconocido bastante su omnipotencia, y mis únicos remordimientos sólo se refieren al mediocre uso que hice de las facultades (criminales según tú, según yo muy simples) que ella me había dado para servirla. La he resistido algunas veces, de eso me arrepiento. Cegado por tus sistemas absurdos, con ellos combatí toda la violencia de los deseos que había recibido de una inspiración más que divina, de eso me arrepiento. Coseché sólo flores cuando pude hacer una amplia cosecha de frutos... Estos son los justos motivos de mi pesar. Estímame en algo para no atribuirme otros.
El Sacerdote: ¡A dónde te arrastran tus errores, a dónde te conducen tus sofismas! Prestas a la cosa creada todo el poder del creador. ¿No ves que esas desdichadas tendencias que te extravían no son más que efectos de la naturaleza corrompida, a la cual atribuyes toda la potencia?
El Moribundo: Amigo, me parece que tu dialéctica es tan falsa como tu espíritu. Quisiera que razonaras más exactamente o que me dejaras morir en paz. ¿Qué entiendes por creador, y qué entiendes por naturaleza corrompida?
El Sacerdote: El Creador es el dueño del universo, es él quien lo ha hecho todo, lo ha creado todo, y quien conserva todo por un simple efecto de su omnipotencia.
El Moribundo: Es un gran hombre, sin duda. Pues bien, dime por qué este hombre, que es tan poderoso, ha hecho, sin embargo, según tú, una naturaleza corrompida.
El Sacerdote: ¿Cuál hubiera sido el mérito de los hombres si Dios no les hubiere dejado su libre arbitrio, y qué mérito hubiesen tenido para disfrutarlo si no hubiera habido en la tierra la posibilidad de hacer el bien y la de evitar el mal?
El Moribundo: Así, pues, tu dios ha querido hacerlo todo oblicuamente sólo para tentar o probar a su criatura. ¿No la conocía, pues no sospechaba el resultado?
El Sacerdote: Sin duda que la conocía, pero una vez más quería dejarle el mérito de la elección.
El Moribundo: ¿Para qué, desde el momento que sabía el partido que tomaría y sólo dependía de él, ya que le proclamas tan omnipotente, y sólo dependía de él, repito, el hacerla tomar el bueno?
El Sacerdote: ¿Quién puede comprender los designios inmensos e infinitos de Dios con respecto al hombre, y quién puede comprender todo lo que vemos?
El Moribundo: Aquel que simplifica las cosas, amigo mío, sobre todo aquel que no multiplica las causas para mejor enredar los efectos. ¿Para qué necesitas una segunda dificultad cuando no puedes explicar la primera, y desde el momento en que es posible que la naturaleza haya hecho por sí sola lo que le atribuyes a tu dios, por qué quieres buscarle un amo? La causa de que no comprendas es quizá lo más simple del mundo. Perfecciona tu física y comprenderás mejor la naturaleza, depura tu razón y entonces no tendrás necesidad de tu dios.
El Sacerdote: ¡Desdichado! Sólo te creía sociniano, tenía armas para combatirte, pero veo claramente que eres ateo, y desde el momento en que tu corazón se niega a la inmensidad de las pruebas auténticas que recibimos cada día de la existencia del creador, no tengo nada más que decirte. No se le da luz a un ciego.
El Moribundo: Amigo mío, admite un hecho: de los dos, el más ciego es seguramente aquel que se pone una venda que el que se la arranca. Tú edificas, inventas, multiplicas; yo destruyo, simplifico. Tú agregas error sobre error; yo los combato. ¿Cuál de los dos es el ciego?
El Sacerdote: ¿No crees, pues, en Dios?
El Moribundo: No. Y esto por una simple razón. Es perfectamente imposible creer en lo que no se comprende. Entre la comprensión y la fe deben existir conexiones inmediatas; la comprensión es el primer alimento de la fe; cuando la comprensión no actúa muere la fe, y ésos que en tal caso pretendieran tenerla, mienten. Te desafío a que creas en el dios que me predicas -ya que no sabrías demostrármelo, ya que no está en ti el definírmelo, y, por lo tanto, no lo comprendes- y desde el momento en que no lo comprendes no puedes suministrarme de él ningún argumento razonable, pues, en una palabra, todo lo que está por encima de los límites del espíritu humano es quimera o inutilidad. Si tu dios no puede ser más que una u otra cosa, en el primer caso sería un loco si creyera en él; un imbécil, en el segundo. Amigo mío, pruébame la inercia de la materia y te concederé el creador. Pruébame que la naturaleza no se basta a sí misma y te prometo suponerle un dueño. Hasta entonces, nada esperes de mí, sólo me rindo a la evidencia y sólo la recibo de mis sentidos; dónde ellos se detienen allí mi fe queda sin fuerzas. Creo en el sol porque lo veo, lo concibo como el centro de reunión de toda la materia inflamable de la naturaleza, su marcha periódica me complace sin asombrarme. Es una operación de física, acaso tan simple como la de la electricidad, pero que no nos está permitido comprender. ¿Qué necesidad tengo de ir más lejos? ¿Cuando me hayas levantado los andamios de tu dios por encima de esto, qué habré avanzado? ¿No necesitaré hacer tanto esfuerzo para comprender al obrero como el gastado en definir la obra? Por consiguiente, no me has prestado ningún servicio con la edificación de tu quimera, has turbado mi espíritu sin iluminarlo, y debo odiarte en vez de agradecerte. Tu dios es una máquina que fabricaste para que sirva a tus pasiones, y la has hecho mover a tu capricho, pero desde el momento en que incomoda los míos permíteme que la haya derribado. En el instante en que mi alma débil tiene necesidad de calma y de filosofía no vengas a espantarla con tus sofismas, que la asustarían sin convencerla, que la irritarían sin hacerla mejor. Amigo mío, esta alma es lo que la naturaleza quiso que fuera, es decir, el resultado de los órganos que ha querido formarme en razón de sus designios y de sus necesidades; y como ella tiene una necesidad igual de vicio y de virtud, cuando quiso llevarme hacia el primero así lo ha hecho, cuando ha querido la segunda, me ha inspirado deseos por ella, y me ha entregado a ambos de igual modo. Busca sus leyes como única causa de nuestra inconsecuencia humana, y no busques a sus leyes más principios que su voluntad y su necesidad.
El Sacerdote: Así pues, todo es necesario en el mundo.
El Moribundo: Seguramente.
El Sacerdote: Pues, si todo es necesario, todo está, pues, regulado.
El Moribundo: ¿Quién dice lo contrario?
El Sacerdote: ¿Y quién pudo arreglarlo todo como está si no es una mano omnipotente y sabia?
El Moribundo: ¿No es necesario que la pólvora se inflame cuando se le aplica el fuego?
El Sacerdote: Sí.
El Moribundo: ¿Y qué sabiduría encuentras en eso?
El Sacerdote: Ninguna.
El Moribundo: Es posible, pues, que haya cosas necesarias sin sabiduría, y posible, por consiguiente, que todo derive de una causa primera, sin que haya razón ni sabiduría en esta primera causa.
El Sacerdote: ¿A dónde quieres llegar?
El Moribundo: A probarte que todo puede ser lo que es y lo que no es, sin que ninguna causa sabia y razonable lo conduzca, y que efectos naturales deben tener causas naturales, sin que haya necesidad de suponerle otras antinaturales, como lo sería tu dios, ya que él mismo tendría necesidad de explicación sin suministrar ninguna. Y, por consiguiente, desde que tu dios no es bueno para nada, es perfectamente inútil; y como hay gran probabilidad de que todo lo inútil es nulo y de que todo lo nulo es la nada, así pues, para convencerme de que tu dios es una quimera no tengo necesidad de otro razonamiento fuera del que me suministra la certeza de su inutilidad.
El Sacerdote: Sobre este pie me parece innecesario hablarte de religión.
El Moribundo: ¿Por qué no? Nada me divierte tanto como la prueba del exceso de fanatismo y de la imbecilidad humana sobre este punto. Son extravíos tan prodigiosos que el cuadro, aunque horrible, a mi juicio es siempre interesante. Responde con franqueza, y, sobre todo, destierra el egoísmo. Si fuera tan débil que me dejara sorprender por tus ridículos sistemas de la existencia del ser que hace necesaria la religión, ¿bajo cuál forma me aconsejarías que le rindiera culto? ¿Quisieras que adoptara los desvaríos de Confucio mas bien que los absurdos Brahama? ¿Que adorara a la gran serpiente de los negros, al astro de los peruanos o al dios de los ejércitos de Moisés? ¿A cuál de las sectas de Mahoma quisieras que me rindiese? ¿Qué herejía de los cristianos es, a tu juicio, preferible? Cuidado con tu respuesta.
El Sacerdote: ¿Puede ser dudosa?
El Moribundo: Dila, pues, egoísta.
El Sacerdote: No, sería amarte tanto como a mí si te aconsejara lo que yo creo.
El Moribundo: Y es querernos muy poco el escuchar semejantes errores.
El Sacerdote: ¿A quién pueden cegar los milagros de nuestro divino redentor?
El Moribundo: A quien no vea en él sino al más ordinario de todos los bribones y al más vulgar de todos los impostores.
El Sacerdote: ¡Dios, lo escuchas sin descargar tu ira!
El Moribundo: No, amigo mío, todo está en paz porque tu dios, sea por impotencia, sea por razón, o, en fin, por lo que tú quieras, es un ser al que admito por un momento sólo por condescendencia a ti, o, si lo prefieres, para prestarme a tus pequeños designios, porque ese dios, repito, si existiera como tienes la locura de creerlo, no puede, para convencernos, haber tomado los medios tan ridículos como los que tu Jesús supone.
El Sacerdote: ¡Cómo, las profecías, los milagros, los mártires, no son pruebas?
El Moribundo: ¿Cómo quieres, en buena lógica, que pueda recibir como prueba aquello que necesita probarse? Para que la profecía sea una prueba sería necesario, primeramente, que yo tuviera la certidumbre completa de que ha sido hecha; pues, al consignársela en la historia sólo tiene para mi la fuerza de los otros hechos históricos, dudosos en sus tres cuartas partes; y si a esto agrego la apariencia más que verdadera de que me han sido transmitidos por historiadores interesados, estaría, como lo ves, más que en mi derecho para dudar de ellos. ¿Quién me asegura, por otra parte, que esa profecía no ha sido hecha con posterioridad, que no ha sido el efecto de la combinación de la más simple política como la de concebir un reino feliz bajo un rey justo, o la de la helada en invierno? Y si esto es así, ¿cómo quieres que la profecía, al tener tanta necesidad de ser probada, pueda convertirse en prueba? Con respecto a tus milagros, ellos tampoco se me imponen. Todos los bribones los han hecho, y todos los tontos los han creído. Para persuadirme de la verdad de un milagro tendría necesidad de estar muy seguro de que el acontecimiento que tú llamas de esa manera fuera absolutamente contrario a las leyes de la naturaleza, pues sólo lo que está fuera de ella puede pasar por milagro. ¿Y quién la conoce bastante para atreverse a afirmar cuál es precisamente el punto en que se detiene y cuál es el que infringe? Bastan dos cosas para acreditar un pretendido milagro, un titiritero y unas mujerzuelas. Vamos, no busques jamás un origen distinto para los tuyos. Todos los nuevos sectarios los han hecho, y, lo que es más singular, todos encontraron imbéciles para creerles. Tu Jesús no ha hecho algo más singular que Apolonio de Tiana, y, sin embargo, nadie ha pensado en tomar a éste por un dios. En cuanto a tus mártires, éste es el más débil de tus argumentos, sólo falta el entusiasmo y la resistencia para hacer mártires, y mientras la causa opuesta me ofrezca tantos como la tuya, jamás estaré lo suficientemente autorizado para creer a la una mejor que la otra, sino muy inducido, en cambio, a suponer despreciables a ambas. ¡Amigo mío! Si fuera verdad que existe el dios que predicas, ¿tendría necesidad de milagro, mártir o profecía para establecer su imperio? Y si, como dices, el corazón humano fuera su obra, ¿no sería ése el santuario que hubiera elegido para su ley? Esta ley igual, pues emanaría de un dios justo, se encontraría de manera irresistible grabada igualmente en el corazón de todos, y, de un extremo al otro del universo, todos los hombres, al ser semejantes por ese órgano delicado, igualmente serían semejantes por el homenaje que rendirían al dios que le hubiera dado este corazón, no tendrían más que una manera de amarlo, más que una manera de adorarlo y servirlo y tan imposible les sería desconocer ese dios como resistir a la inclinación secreta de su culto. ¿En vez de eso, no veo en el universo tantos dioses como países; tantas maneras de servir a esos dioses como diferentes cabezas o diferentes imaginaciones hay? Esta multiplicidad de opiniones, en la cual físicamente me es imposible elegir, ¿sería, a tu juicio, la obra de un dios justo?. Vamos, predicante, ultrajas a tu dios al presentármelo de esta manera. Déjame negarlo completamente, pues si existiera, entonces le ultrajaría menos mi incredulidad que tus blasfemias. Vuelve a la razón, predicante, tu Jesús no vale más que Mahoma, Mahoma, menos que Moisés, y estos tres, menos que Confucio, quien, sin embargo, dictó algunos buenos principios mientras que los otros tres disparataban. Pero, en general, todos éstos no son más que impostores, de los cuales el filósofo se ha burlado, y a los cuáles la canalla ha creído, y a los cuales la justicia hubiera debido ahorcar.
El Sacerdote: ¡Ay de mí, sólo lo hizo con uno!
El Moribundo: Era el que más lo merecía. Sedicioso, turbulento, calumniador, bribón, libertino, grosero, farsante y malvado peligroso, poseía el arte de engañar al pueblo y mereció, por lo tanto, el castigo de un reino en el estado en que se encontraba entonces el de Jerusalén. Fueron muy prudentes al deshacerse de él, y es quizás el solo caso en que mis máximas, extremadamente dulces y tolerantes por lo demás, admiten la severidad de Temis. Excuso todos los errores, salvo aquellos que pueden ser peligrosos para el gobierno en que se vive. Los reyes y sus majestades son las únicas cosas que se me imponen, las únicas que respeto, pues quien no ama a su país y a su rey, no es digno de vivir.
El Sacerdote: Pero, en fin, admitirás algo después de esta vida, es imposible que tu espíritu no se haya complacido, algunas veces, en atravesar la espesura tenebrosa de la suerte que nos espera. ¿Qué sistema puede ser más satisfactorio que el de una multitud de penas para quien vivió mal y el de una eternidad de recompensas para quien vivió bien?
El Moribundo: ¿Cuál, amigo mío? El sistema de la nada nunca me ha espantado: es consolador y simple. Todos los otros son obra del orgullo, sólo éste lo es de la razón. Por lo demás, no es ni espantosa ni absoluta esa nada. ¿No tengo ante mi vista el ejemplo de las generaciones y regeneraciones de la naturaleza? Nada perece, amigo mío, nada se destruye en el mundo. Hombre hoy, gusano mañana, pasado mañana mosca, ¿no es siempre existir? ¿Y por qué quieres que me recompensen por virtudes cuyo mérito no tengo, o me castiguen por crímenes cuyo dueño no he sido? ¿Puedes conciliar la bondad de tu pretendido dios con este sistema, y puede él haber querido crearme para darse el placer de castigarme, y esto sólo a consecuencia de una elección de la que no he sido dueño?
El Sacerdote: Lo eres.
El Moribundo: Sí, según tus prejuicios. Pero la razón los destruye. Y el sistema de la libertad humana sólo fue inventado para fabricar el de la gracia que llegó a ser tan favorable a tus desvaríos. ¿Qué hombre en el mundo, si viera el patíbulo junto al crimen, lo cometería si fuera libre de no cometerlo? Una fuerza irresistible nos arrastra, y ni por un instante somos dueños de determinarnos por nada que no esté del lado hacia el cual nos inclinamos. No hay una sola virtud que no sea necesaria a la naturaleza; y, reversiblemente, ni un solo crimen del que no tenga necesidad, y toda su ciencia consiste en el perfecto equilibrio en que mantiene a ambos. ¿Podemos ser culpables del lado hacia el que nos arroje? Tanto como la avispa que clava su aguijón en tu piel.
El Sacerdote: Así, pues, ¿los crímenes más grandes no deben inspirarnos ningún espanto?
El Moribundo: No he dicho eso. Basta que la ley lo condene y que la cuchilla de la justicia lo castigue para que nos inspire la aversión o el terror, pero desde que desdichadamente se haya cometido, hay que saber tomar su partido y no entregarse a estériles remordimientos. Su efecto es vano, pues no pudo preservarnos de él; nulo, pues no lo repara. Es absurdo, pues, entregarse a los remordimientos, y más absurdo aun temer el castigo en el otro mundo si somos bastante dichosos de haber escapado al castigo de éste. Dios no quiera que vaya con esto a estimular el crimen, hay que evitarlo tanto como se pueda, pero es por la razón que es necesario huirle, y no por falsos temores que no consiguen nada, y cuyo efecto se destruye tan rápido en un alma firme. La razón, amigo mío; sí, sólo la razón debe advertirnos que perjudicar a nuestros semejantes no puede jamás hacernos felices, y nuestro corazón, que contribuir a su felicidad es lo más grande que la naturaleza nos haya acordado en la tierra. Toda moral humana se encierra en esta sola frase: hacer a los demás tan felices como uno mismo desea serlo, y no causarles nunca. un mal que no quisiéramos recibir. Estos son, amigo mío, estos son los únicos principios que debemos seguir y no hay necesidad de religión ni de dios para apreciarlos y admitirlos: Sólo se necesita un buen corazón. Pero siento que me debilito, predicante. Abandona tus prejuicios, sé hombre, sé humano, sin temor y sin esperanza, abandona tus dioses y tus religiones. Todo esto sólo es bueno para poner cadenas en las manos de los hombres, y el solo nombre de todos estos horrores ha hecho verter más sangre en la tierra que todas las otras guerras y plagas juntas. Renuncia a la idea del otro mundo, no lo hay, pero no renuncies al placer de ser feliz y de hacer la felicidad en éste. Esta es la única manera que te ofrece la naturaleza rara duplicar o extender tu existencia. Amigo mío, la voluptuosidad siempre fue el más querido de mis bienes, le he ofrecido incienso toda mi vida, y quiero terminarla en sus brazos. Mi fin se aproxima. Seis mujeres más bellas que el día están en el cuarto vecino, las reservaba para este momento. Toma de ellas tu parte, trata de olvidar en su seno, a ejemplo mío, todos los vanos sofismas de la superstición y todo los imbéciles errores de la hipocresía.
Nota: El moribundo llamó, las mujeres entraron y el predicante se convirtió en sus brazos en un hombre corrompido por la naturaleza, por no haber sabido explicar lo que era la naturaleza corrompida.
El Moribundo: Sí, amigo mío, me arrepiento.
El Sacerdote: Pues bien, aprovecha estos remordimientos felices para obtener del cielo, en este corto intervalo, la absolución general de tus faltas, y piensa que es por la mediación del santísimo sacramento de la penitencia que te será posible obtenerla del Eterno.
El Moribundo: No nos comprendemos.
El Sacerdote: ¡Cómo!
El Moribundo: Te he dicho que me arrepentía.
El Sacerdote: Así lo oí.
El Moribundo: Sí, pero sin comprenderlo.
El Sacerdote: ¿Qué interpretación?...
El Moribundo: Ésta... Creado por la naturaleza con inclinaciones ardorosas, con pasiones fortísimas, únicamente colocado en este mundo para entregarme a ellas y para satisfacerlas, y estos efectos de mi creación no siendo más que necesidades relativas a las primeras vistas de la naturaleza, o, si lo prefieres, sólo derivaciones esenciales de sus proyectos sobre mí, todos en razón de sus leyes, sólo me arrepiento de no haber reconocido bastante su omnipotencia, y mis únicos remordimientos sólo se refieren al mediocre uso que hice de las facultades (criminales según tú, según yo muy simples) que ella me había dado para servirla. La he resistido algunas veces, de eso me arrepiento. Cegado por tus sistemas absurdos, con ellos combatí toda la violencia de los deseos que había recibido de una inspiración más que divina, de eso me arrepiento. Coseché sólo flores cuando pude hacer una amplia cosecha de frutos... Estos son los justos motivos de mi pesar. Estímame en algo para no atribuirme otros.
El Sacerdote: ¡A dónde te arrastran tus errores, a dónde te conducen tus sofismas! Prestas a la cosa creada todo el poder del creador. ¿No ves que esas desdichadas tendencias que te extravían no son más que efectos de la naturaleza corrompida, a la cual atribuyes toda la potencia?
El Moribundo: Amigo, me parece que tu dialéctica es tan falsa como tu espíritu. Quisiera que razonaras más exactamente o que me dejaras morir en paz. ¿Qué entiendes por creador, y qué entiendes por naturaleza corrompida?
El Sacerdote: El Creador es el dueño del universo, es él quien lo ha hecho todo, lo ha creado todo, y quien conserva todo por un simple efecto de su omnipotencia.
El Moribundo: Es un gran hombre, sin duda. Pues bien, dime por qué este hombre, que es tan poderoso, ha hecho, sin embargo, según tú, una naturaleza corrompida.
El Sacerdote: ¿Cuál hubiera sido el mérito de los hombres si Dios no les hubiere dejado su libre arbitrio, y qué mérito hubiesen tenido para disfrutarlo si no hubiera habido en la tierra la posibilidad de hacer el bien y la de evitar el mal?
El Moribundo: Así, pues, tu dios ha querido hacerlo todo oblicuamente sólo para tentar o probar a su criatura. ¿No la conocía, pues no sospechaba el resultado?
El Sacerdote: Sin duda que la conocía, pero una vez más quería dejarle el mérito de la elección.
El Moribundo: ¿Para qué, desde el momento que sabía el partido que tomaría y sólo dependía de él, ya que le proclamas tan omnipotente, y sólo dependía de él, repito, el hacerla tomar el bueno?
El Sacerdote: ¿Quién puede comprender los designios inmensos e infinitos de Dios con respecto al hombre, y quién puede comprender todo lo que vemos?
El Moribundo: Aquel que simplifica las cosas, amigo mío, sobre todo aquel que no multiplica las causas para mejor enredar los efectos. ¿Para qué necesitas una segunda dificultad cuando no puedes explicar la primera, y desde el momento en que es posible que la naturaleza haya hecho por sí sola lo que le atribuyes a tu dios, por qué quieres buscarle un amo? La causa de que no comprendas es quizá lo más simple del mundo. Perfecciona tu física y comprenderás mejor la naturaleza, depura tu razón y entonces no tendrás necesidad de tu dios.
El Sacerdote: ¡Desdichado! Sólo te creía sociniano, tenía armas para combatirte, pero veo claramente que eres ateo, y desde el momento en que tu corazón se niega a la inmensidad de las pruebas auténticas que recibimos cada día de la existencia del creador, no tengo nada más que decirte. No se le da luz a un ciego.
El Moribundo: Amigo mío, admite un hecho: de los dos, el más ciego es seguramente aquel que se pone una venda que el que se la arranca. Tú edificas, inventas, multiplicas; yo destruyo, simplifico. Tú agregas error sobre error; yo los combato. ¿Cuál de los dos es el ciego?
El Sacerdote: ¿No crees, pues, en Dios?
El Moribundo: No. Y esto por una simple razón. Es perfectamente imposible creer en lo que no se comprende. Entre la comprensión y la fe deben existir conexiones inmediatas; la comprensión es el primer alimento de la fe; cuando la comprensión no actúa muere la fe, y ésos que en tal caso pretendieran tenerla, mienten. Te desafío a que creas en el dios que me predicas -ya que no sabrías demostrármelo, ya que no está en ti el definírmelo, y, por lo tanto, no lo comprendes- y desde el momento en que no lo comprendes no puedes suministrarme de él ningún argumento razonable, pues, en una palabra, todo lo que está por encima de los límites del espíritu humano es quimera o inutilidad. Si tu dios no puede ser más que una u otra cosa, en el primer caso sería un loco si creyera en él; un imbécil, en el segundo. Amigo mío, pruébame la inercia de la materia y te concederé el creador. Pruébame que la naturaleza no se basta a sí misma y te prometo suponerle un dueño. Hasta entonces, nada esperes de mí, sólo me rindo a la evidencia y sólo la recibo de mis sentidos; dónde ellos se detienen allí mi fe queda sin fuerzas. Creo en el sol porque lo veo, lo concibo como el centro de reunión de toda la materia inflamable de la naturaleza, su marcha periódica me complace sin asombrarme. Es una operación de física, acaso tan simple como la de la electricidad, pero que no nos está permitido comprender. ¿Qué necesidad tengo de ir más lejos? ¿Cuando me hayas levantado los andamios de tu dios por encima de esto, qué habré avanzado? ¿No necesitaré hacer tanto esfuerzo para comprender al obrero como el gastado en definir la obra? Por consiguiente, no me has prestado ningún servicio con la edificación de tu quimera, has turbado mi espíritu sin iluminarlo, y debo odiarte en vez de agradecerte. Tu dios es una máquina que fabricaste para que sirva a tus pasiones, y la has hecho mover a tu capricho, pero desde el momento en que incomoda los míos permíteme que la haya derribado. En el instante en que mi alma débil tiene necesidad de calma y de filosofía no vengas a espantarla con tus sofismas, que la asustarían sin convencerla, que la irritarían sin hacerla mejor. Amigo mío, esta alma es lo que la naturaleza quiso que fuera, es decir, el resultado de los órganos que ha querido formarme en razón de sus designios y de sus necesidades; y como ella tiene una necesidad igual de vicio y de virtud, cuando quiso llevarme hacia el primero así lo ha hecho, cuando ha querido la segunda, me ha inspirado deseos por ella, y me ha entregado a ambos de igual modo. Busca sus leyes como única causa de nuestra inconsecuencia humana, y no busques a sus leyes más principios que su voluntad y su necesidad.
El Sacerdote: Así pues, todo es necesario en el mundo.
El Moribundo: Seguramente.
El Sacerdote: Pues, si todo es necesario, todo está, pues, regulado.
El Moribundo: ¿Quién dice lo contrario?
El Sacerdote: ¿Y quién pudo arreglarlo todo como está si no es una mano omnipotente y sabia?
El Moribundo: ¿No es necesario que la pólvora se inflame cuando se le aplica el fuego?
El Sacerdote: Sí.
El Moribundo: ¿Y qué sabiduría encuentras en eso?
El Sacerdote: Ninguna.
El Moribundo: Es posible, pues, que haya cosas necesarias sin sabiduría, y posible, por consiguiente, que todo derive de una causa primera, sin que haya razón ni sabiduría en esta primera causa.
El Sacerdote: ¿A dónde quieres llegar?
El Moribundo: A probarte que todo puede ser lo que es y lo que no es, sin que ninguna causa sabia y razonable lo conduzca, y que efectos naturales deben tener causas naturales, sin que haya necesidad de suponerle otras antinaturales, como lo sería tu dios, ya que él mismo tendría necesidad de explicación sin suministrar ninguna. Y, por consiguiente, desde que tu dios no es bueno para nada, es perfectamente inútil; y como hay gran probabilidad de que todo lo inútil es nulo y de que todo lo nulo es la nada, así pues, para convencerme de que tu dios es una quimera no tengo necesidad de otro razonamiento fuera del que me suministra la certeza de su inutilidad.
El Sacerdote: Sobre este pie me parece innecesario hablarte de religión.
El Moribundo: ¿Por qué no? Nada me divierte tanto como la prueba del exceso de fanatismo y de la imbecilidad humana sobre este punto. Son extravíos tan prodigiosos que el cuadro, aunque horrible, a mi juicio es siempre interesante. Responde con franqueza, y, sobre todo, destierra el egoísmo. Si fuera tan débil que me dejara sorprender por tus ridículos sistemas de la existencia del ser que hace necesaria la religión, ¿bajo cuál forma me aconsejarías que le rindiera culto? ¿Quisieras que adoptara los desvaríos de Confucio mas bien que los absurdos Brahama? ¿Que adorara a la gran serpiente de los negros, al astro de los peruanos o al dios de los ejércitos de Moisés? ¿A cuál de las sectas de Mahoma quisieras que me rindiese? ¿Qué herejía de los cristianos es, a tu juicio, preferible? Cuidado con tu respuesta.
El Sacerdote: ¿Puede ser dudosa?
El Moribundo: Dila, pues, egoísta.
El Sacerdote: No, sería amarte tanto como a mí si te aconsejara lo que yo creo.
El Moribundo: Y es querernos muy poco el escuchar semejantes errores.
El Sacerdote: ¿A quién pueden cegar los milagros de nuestro divino redentor?
El Moribundo: A quien no vea en él sino al más ordinario de todos los bribones y al más vulgar de todos los impostores.
El Sacerdote: ¡Dios, lo escuchas sin descargar tu ira!
El Moribundo: No, amigo mío, todo está en paz porque tu dios, sea por impotencia, sea por razón, o, en fin, por lo que tú quieras, es un ser al que admito por un momento sólo por condescendencia a ti, o, si lo prefieres, para prestarme a tus pequeños designios, porque ese dios, repito, si existiera como tienes la locura de creerlo, no puede, para convencernos, haber tomado los medios tan ridículos como los que tu Jesús supone.
El Sacerdote: ¡Cómo, las profecías, los milagros, los mártires, no son pruebas?
El Moribundo: ¿Cómo quieres, en buena lógica, que pueda recibir como prueba aquello que necesita probarse? Para que la profecía sea una prueba sería necesario, primeramente, que yo tuviera la certidumbre completa de que ha sido hecha; pues, al consignársela en la historia sólo tiene para mi la fuerza de los otros hechos históricos, dudosos en sus tres cuartas partes; y si a esto agrego la apariencia más que verdadera de que me han sido transmitidos por historiadores interesados, estaría, como lo ves, más que en mi derecho para dudar de ellos. ¿Quién me asegura, por otra parte, que esa profecía no ha sido hecha con posterioridad, que no ha sido el efecto de la combinación de la más simple política como la de concebir un reino feliz bajo un rey justo, o la de la helada en invierno? Y si esto es así, ¿cómo quieres que la profecía, al tener tanta necesidad de ser probada, pueda convertirse en prueba? Con respecto a tus milagros, ellos tampoco se me imponen. Todos los bribones los han hecho, y todos los tontos los han creído. Para persuadirme de la verdad de un milagro tendría necesidad de estar muy seguro de que el acontecimiento que tú llamas de esa manera fuera absolutamente contrario a las leyes de la naturaleza, pues sólo lo que está fuera de ella puede pasar por milagro. ¿Y quién la conoce bastante para atreverse a afirmar cuál es precisamente el punto en que se detiene y cuál es el que infringe? Bastan dos cosas para acreditar un pretendido milagro, un titiritero y unas mujerzuelas. Vamos, no busques jamás un origen distinto para los tuyos. Todos los nuevos sectarios los han hecho, y, lo que es más singular, todos encontraron imbéciles para creerles. Tu Jesús no ha hecho algo más singular que Apolonio de Tiana, y, sin embargo, nadie ha pensado en tomar a éste por un dios. En cuanto a tus mártires, éste es el más débil de tus argumentos, sólo falta el entusiasmo y la resistencia para hacer mártires, y mientras la causa opuesta me ofrezca tantos como la tuya, jamás estaré lo suficientemente autorizado para creer a la una mejor que la otra, sino muy inducido, en cambio, a suponer despreciables a ambas. ¡Amigo mío! Si fuera verdad que existe el dios que predicas, ¿tendría necesidad de milagro, mártir o profecía para establecer su imperio? Y si, como dices, el corazón humano fuera su obra, ¿no sería ése el santuario que hubiera elegido para su ley? Esta ley igual, pues emanaría de un dios justo, se encontraría de manera irresistible grabada igualmente en el corazón de todos, y, de un extremo al otro del universo, todos los hombres, al ser semejantes por ese órgano delicado, igualmente serían semejantes por el homenaje que rendirían al dios que le hubiera dado este corazón, no tendrían más que una manera de amarlo, más que una manera de adorarlo y servirlo y tan imposible les sería desconocer ese dios como resistir a la inclinación secreta de su culto. ¿En vez de eso, no veo en el universo tantos dioses como países; tantas maneras de servir a esos dioses como diferentes cabezas o diferentes imaginaciones hay? Esta multiplicidad de opiniones, en la cual físicamente me es imposible elegir, ¿sería, a tu juicio, la obra de un dios justo?. Vamos, predicante, ultrajas a tu dios al presentármelo de esta manera. Déjame negarlo completamente, pues si existiera, entonces le ultrajaría menos mi incredulidad que tus blasfemias. Vuelve a la razón, predicante, tu Jesús no vale más que Mahoma, Mahoma, menos que Moisés, y estos tres, menos que Confucio, quien, sin embargo, dictó algunos buenos principios mientras que los otros tres disparataban. Pero, en general, todos éstos no son más que impostores, de los cuales el filósofo se ha burlado, y a los cuáles la canalla ha creído, y a los cuales la justicia hubiera debido ahorcar.
El Sacerdote: ¡Ay de mí, sólo lo hizo con uno!
El Moribundo: Era el que más lo merecía. Sedicioso, turbulento, calumniador, bribón, libertino, grosero, farsante y malvado peligroso, poseía el arte de engañar al pueblo y mereció, por lo tanto, el castigo de un reino en el estado en que se encontraba entonces el de Jerusalén. Fueron muy prudentes al deshacerse de él, y es quizás el solo caso en que mis máximas, extremadamente dulces y tolerantes por lo demás, admiten la severidad de Temis. Excuso todos los errores, salvo aquellos que pueden ser peligrosos para el gobierno en que se vive. Los reyes y sus majestades son las únicas cosas que se me imponen, las únicas que respeto, pues quien no ama a su país y a su rey, no es digno de vivir.
El Sacerdote: Pero, en fin, admitirás algo después de esta vida, es imposible que tu espíritu no se haya complacido, algunas veces, en atravesar la espesura tenebrosa de la suerte que nos espera. ¿Qué sistema puede ser más satisfactorio que el de una multitud de penas para quien vivió mal y el de una eternidad de recompensas para quien vivió bien?
El Moribundo: ¿Cuál, amigo mío? El sistema de la nada nunca me ha espantado: es consolador y simple. Todos los otros son obra del orgullo, sólo éste lo es de la razón. Por lo demás, no es ni espantosa ni absoluta esa nada. ¿No tengo ante mi vista el ejemplo de las generaciones y regeneraciones de la naturaleza? Nada perece, amigo mío, nada se destruye en el mundo. Hombre hoy, gusano mañana, pasado mañana mosca, ¿no es siempre existir? ¿Y por qué quieres que me recompensen por virtudes cuyo mérito no tengo, o me castiguen por crímenes cuyo dueño no he sido? ¿Puedes conciliar la bondad de tu pretendido dios con este sistema, y puede él haber querido crearme para darse el placer de castigarme, y esto sólo a consecuencia de una elección de la que no he sido dueño?
El Sacerdote: Lo eres.
El Moribundo: Sí, según tus prejuicios. Pero la razón los destruye. Y el sistema de la libertad humana sólo fue inventado para fabricar el de la gracia que llegó a ser tan favorable a tus desvaríos. ¿Qué hombre en el mundo, si viera el patíbulo junto al crimen, lo cometería si fuera libre de no cometerlo? Una fuerza irresistible nos arrastra, y ni por un instante somos dueños de determinarnos por nada que no esté del lado hacia el cual nos inclinamos. No hay una sola virtud que no sea necesaria a la naturaleza; y, reversiblemente, ni un solo crimen del que no tenga necesidad, y toda su ciencia consiste en el perfecto equilibrio en que mantiene a ambos. ¿Podemos ser culpables del lado hacia el que nos arroje? Tanto como la avispa que clava su aguijón en tu piel.
El Sacerdote: Así, pues, ¿los crímenes más grandes no deben inspirarnos ningún espanto?
El Moribundo: No he dicho eso. Basta que la ley lo condene y que la cuchilla de la justicia lo castigue para que nos inspire la aversión o el terror, pero desde que desdichadamente se haya cometido, hay que saber tomar su partido y no entregarse a estériles remordimientos. Su efecto es vano, pues no pudo preservarnos de él; nulo, pues no lo repara. Es absurdo, pues, entregarse a los remordimientos, y más absurdo aun temer el castigo en el otro mundo si somos bastante dichosos de haber escapado al castigo de éste. Dios no quiera que vaya con esto a estimular el crimen, hay que evitarlo tanto como se pueda, pero es por la razón que es necesario huirle, y no por falsos temores que no consiguen nada, y cuyo efecto se destruye tan rápido en un alma firme. La razón, amigo mío; sí, sólo la razón debe advertirnos que perjudicar a nuestros semejantes no puede jamás hacernos felices, y nuestro corazón, que contribuir a su felicidad es lo más grande que la naturaleza nos haya acordado en la tierra. Toda moral humana se encierra en esta sola frase: hacer a los demás tan felices como uno mismo desea serlo, y no causarles nunca. un mal que no quisiéramos recibir. Estos son, amigo mío, estos son los únicos principios que debemos seguir y no hay necesidad de religión ni de dios para apreciarlos y admitirlos: Sólo se necesita un buen corazón. Pero siento que me debilito, predicante. Abandona tus prejuicios, sé hombre, sé humano, sin temor y sin esperanza, abandona tus dioses y tus religiones. Todo esto sólo es bueno para poner cadenas en las manos de los hombres, y el solo nombre de todos estos horrores ha hecho verter más sangre en la tierra que todas las otras guerras y plagas juntas. Renuncia a la idea del otro mundo, no lo hay, pero no renuncies al placer de ser feliz y de hacer la felicidad en éste. Esta es la única manera que te ofrece la naturaleza rara duplicar o extender tu existencia. Amigo mío, la voluptuosidad siempre fue el más querido de mis bienes, le he ofrecido incienso toda mi vida, y quiero terminarla en sus brazos. Mi fin se aproxima. Seis mujeres más bellas que el día están en el cuarto vecino, las reservaba para este momento. Toma de ellas tu parte, trata de olvidar en su seno, a ejemplo mío, todos los vanos sofismas de la superstición y todo los imbéciles errores de la hipocresía.
Nota: El moribundo llamó, las mujeres entraron y el predicante se convirtió en sus brazos en un hombre corrompido por la naturaleza, por no haber sabido explicar lo que era la naturaleza corrompida.
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